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Channel: Extremadura SecretaIsrael J. Espino – Extremadura Secreta
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Tentudía: cuando el sol se detuvo

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Hay vírgenes que hacen que el sol baile, como la de Fátima, o otras que detienen su curso, como la  Tentudía, y no sabemos por qué extraño motivo cuando suceden estos milagros tan espectaculares siempre hay portugueses de por medio, como el maestre de la orden de Santiago Pelayo Pérez de Correa,  arquetipo de monje guerrero de la reconquista y más conocido como Pelay Correa, que iba dejando a su paso  un reguero de sucesos paranormales.

Monasterio de Tentudía (Extremadura Secreta)

Monasterio de Tentudía (Extremadura Secreta)

Rodeado de hazañas milagreras, “el Cid de la Baja Extremadura”, como lo definen algunos, dejó por estas tierras la impronta de sus realidades y de sus leyendas. Cuentan que fue una atardecida del mes de septiembre de 1247 cuando  el ejercito cristiano se encontró en estas hermosas sierras con una patrulla sarracena a la que se enfrentan. La tarde comienza a caer y les falta tiempo para la victoria. Cuentan que el maestre, al ver el sol ocultarse por entre las montañas, elevó los ojos al cielo e invocó a la Virgen, cuya fiesta se celebraba:

– ¡Santa María, detén tú día!

La batalla de Tudía acabaría convirtiéndose en el milagro de Tentudía, y dando nombre a la sierra, al convento y a la virgen, porque aseguran las crónicas que el disco solar se mantuvo enhiesto sobre la raya del horizonte hasta que las tropas cristianas consumaron su victoria.

... y el sol se detuvo en el horizonte para que los cristianos ganasen la batalla de Tentudía (Extremadura Secreta)

… y el sol se detuvo en el horizonte para que los cristianos ganasen la batalla de Tentudía (Extremadura Secreta)

En agradecimiento al milagro, Pelay Correa construyó allí una ermita y más tarde un pequeño convento. El monasterio, a día de hoy,  está declarado de Interés Histórico Nacional, y junto al altar, que preside la imagen de la Virgen de Tentudía, en un lugar destacado, una placa recuerda que allí descansa para siempre Pelay Pérez Correa, el autor de la famosa y legendaria frase, quien antes de morir tuvo el honor de encontrarse cara a cara con otra Virgen o , al menos, con un hada que él confundió con una Virgen…Pero parafraseando a  Michael Ende, esta es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión.

El monasterio de Tentudía (Extremadura Secreta)

El monasterio de Tentudía (Extremadura Secreta)

Lo que sí es cierto es que en la actualidad Tentudía sigue conservando un marcado simbolismo solar. Y aún hoy, los ancianos saben que el monasterio marca el punto máximo del sol, y afirman:

-“Cuando el sol en Tentudía, las doce del mediodía”. 

Esto es un reloj de sol y lo demás son tonterías.


Los fantasmas del parador de Mérida: La habitación encantada

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–           Imagino que ya sabrá que mi habitación está encantada.

Realmente, el término que utilizó el caballero inglés que esa cálida noche de septiembre de 2019 se había alojado en la habitación 111 del Parador de Mérida fue enchanted.

Alberto, el recepcionista, arqueó levemente una ceja mientras le entregaba la factura, creyendo haber traducido mal.

–           ¿Sorry?

          La habitación 111 del Parador de Mérida, una habitación encantada (Ángel Briz para Extremadura Secreta)

El inglés no tuvo reparo en darles más detalles: Un frío mortal le había despertado en mitad de la madrugada. Un frío que no provenía del exterior, ni del aire acondicionado, que se encontraba apagado, un frío que le heló el cuerpo y el alma.

Se incorporó en la cama y vio como su respiración se convertía en vaho. No se había recuperado de su sorpresa cuando notó que alguien se sentaba a los pies de su cama. La escasa luz que entraba por las ventanas fue suficiente para que comprobase que allí no había nadie. O al menos, nadie de este mundo.

Para Alberto no era esta la primera noticia de sucesos extraños en el parador de Mérida. Es cierto que los huéspedes no suelen quejarse, pero entre sus compañeros, el que más y el que menos ha tenido ya alguna experiencia no del todo explicable: pasos que suenan, puertas y ventanas golpeadas por manos invisibles, luces que se apagan una detrás de otra, sollozos infantiles, figuras espectrales que aparecen y desparecen…

La danza de los muertos

Lo que Alberto no sabía es que unos cuatro años atrás Gema Ortiz,  una bailarina especialista en danzas antiguas, fue protagonista de un suceso muy parecido al descrito por el huésped inglés.

                         Gema Ortiz, la bailarina que invocó a los muertos (Ángel Briz para Extremadura Secreta)

La noche no podía ser más propicia. Era la noche de Difuntos. Gema se encontraba sola en uno de los pasillos de la planta baja preparándose para una actuación especial.

El parador había organizado una cena romana para sus huéspedes que incluía una invocación latina a los muertos y una danza fúnebre.  Gema comienza a calentar,  repasando los pasos del baile funerario, levantando los brazos hacia los ancestros perdidos, girando lentamente sobre su cuerpo como el mito del eterno retorno. para concentrarse, se sienta en un sillón del pasillo. Está completamente sola. O al menos, eso cree ella.

De repente, a su lado, el sillón comienza a hundirse como si alguien invisible se estuviera sentando. Y no solo lo ve, sino que escucha como el peso de esa presencia hace crujir el cuero sintético del sillón.

En ese momento Gema está segura de que los muertos han escuchado la invocación de su danza.

                     El parador de Mérida es uno de los más antiguos de España (Ángel Briz para Extremadura Secreta)

Y es que el parador de Mérida, uno de los más antiguos de España, es sin duda el lugar indicado para que sus paredes queden impregnadas de ecos del pasado. Levantado en el siglo XVIII por los franciscanos sobre restos romanos y visigodos como convento y hospital de pobres, llegó a perder por una epidemia a casi todos los hermanos de la orden, durante la guerra con Portugal.

Tras la desamortización, el edificio de convierte en 1842 en la Casa de Dementes de la ciudad, para pasar a ser prisión en 1851 hasta su conversión en parador nacional en 1933. Y no acabaron aquí sus aventuras. Porque en 1936 se convierte en cuartel general fascista cuando las tropas sublevadas de Franco entran en Mérida.

Con todas las historias que debe guardar entre sus muros es difícil saber quienes son los personajes que han decidido quedarse en este bello edificio como  eternos huéspedes invisibles del hotel con más “encanto” de la ciudad. 

Aunque desde “Extremadura Secreta” intentaremos, poco a poco, conocerlos a todos. Porque esto es solo el principio.

 

 

 

 

 

 

 

 

Las presencias del parador de Mérida: el fantasma del niño que llora

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El parador de Mérida, uno de los más antiguos de España, es sin duda el lugar indicado para que sus paredes hayan quedado impregnadas de los  ecos del pasado.

Ya hemos hablado en este mismo lugar de una de sus rincones más encantados, la habitación 111, que se encuentra en un pasillo estrecho y abovedado que no tiene salida.

Pero esta habitación no es la única que viene con inquilino invisible, y no debe ser casualidad que coincida exactamente con el pasillo que, una planta más arriba, tiene atemorizadas a algunas camareras de piso.

La habitación 205 del parador de Mérida es una de las más solicitadas (A. Briz para Israel J. Espino)

Manolito y la habitación 205

 

Puri es una de ellas, y nos confesaba atemorizada que no le gusta trabajar en esas habitaciones en concreto, porque a veces las luces se apagan solas, la temperatura comienza a descender de manera brusca e incluso, en una ocasión, alguien o “algo” le abrió el embozo de la cama que acababa de hacer en los escasos segundos en los que se volvió para abrir la ventana de la habitación 205.

La cama de la habitación 205 se abrió sola (A. Briz para Extremadura Secreta)

Las camareras de piso, para quitarse el miedo del cuerpo, le han puesto nombre al “fantasma”:  Manolito. Y es que ellas están convencidas de que la presencia fantasmal que se encuentra por la zona de las habitaciones es la de un niño, quizás debido a estos extraños juegos de apagar luces, deshacer camas y abrir  muebles, pero sobre todo debido a los extraños llantos infantiles que se escuchan en ocasiones, incluso cuando no se encuentra alojado ningún niño en el parador.

Otra de las camareras de piso también escuchó este llanto, y al buscar su origen quedó espantada al descubrir que los gemidos infantiles provenían del interior de un armario que, como comprobó cuando tuvo la suficiente fuerza de ánimo para abrirlo, estaba vacío.

El niño que viene del frío

Pero quizás una de las personas que más de cerca han vivido estas experiencias es Helen Martin, la esposa del director del Parador, quien por motivos laborales vive con su familia en la segunda planta de este antiguo convento.

Vivir en un edificio tan bello y lleno de historia puede ser envidiable, pero también es cierto que a veces puede depararte sorpresas inesperadas.  Su hijo mayor estaba convencido de que escuchaba a un niño en el cuarto de baño, y era incapaz de dormir con esa puerta abierta, mientras que su hijo pequeño no solo lo oía, sino que también veía a ese misterios y húmedo “nene” que lo atemorizaba con su mirada triste y sus manos frías.

Helen Martin y su familia han sido testigos de los extraños fenómenos del parador de Mérida ( A. Briz para Extremadura Secreta)

La misma Hellen se encontró cara a cara con lo extraño el día en que oyó a su hijo llorando en su cuarto. Alarmada, abrió la puerta para descubrir, sorprendida, que en esa habitación no había nadie y que su hijo se encontraba en el salón viendo tranquilamente la televisión.

Pero no acabaron aquí los extraños acontecimientos. Hace apenas unas semanas a Helen la despertó un gran golpe. Pensando que quizás alguno de sus hijos se había levantado a beber y se había tropezado con un mueble, no le dio más importancia. Pero cuando estaba a punto de dormirse otro golpe mucho más fuerte volvió a espabilarla. Esta vez sí que se levantó, temiendo que alguien hubiese entrado en su apartamento.

En el pasillo, reconoció el origen del primer golpe que había escuchado:   unos de los antiguos puebles que utilizaba de zapatero tenía inexplicablemente las puertas abiertas de par en par. Alguien las había abierto con fuerza. Siguió avanzando por el pasillo. En la cocina encontró el origen del segundo golpe: alguien había abierto las antiguas contraventanas des de dentro y de manera violenta. Alguien, o algo, que en ese momento ella no podía ver.

 

La aparición del niño fantasma

 

Durante algunos años, aunque eran muchas las personas que habían oído el llanto del niño solo el hijo pequeño del director había visto al fantasma. Al menos hasta que la gobernanta del parador se lo encontró de cara, mirándola fijamente desde las puertas cerradas del comedor.

En este lugar se apareció el niño fantasma. Al fondo, la autora entrevistando a la gobernanta desde el lugar de su visión. (A. Briz para Extremadura Secreta)

Ana se encontraba atareada, como siempre. Su trabajo de gobernanta la hacía recorrer el parador de punta a punta, y en ese momento llevaba entre sus brazos algunas toallas y sábanas limpias. Al ir a subir las escaleras al primer piso, observó con curiosidad a un extraño niño “con peinado a tazón, camisa blanca y una especie de chaleco negro” que se encontraba parado y solo delante la puerta del comedor de desayunos.

El hecho de que esa sala estuviese cerrada a esas horas y sobre todo el aspecto de ese extraño niño que la miraba en silencio la hizo desandar el camino un par de pasos para contemplarlo mejor.

Ana se llevó la sorpresa de su vida al descubrir que en aquellas décimas de segundo que tardó en girarse, el misterioso niño  ya no la miraba desde su rincón. Había desaparecido de repente.

Y entonces, y solo entonces,  supo que había visto al fantasma.

 

Los fantasmas del parador de Mérida: Fray Domingo sigue en el convento

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Levantado en el siglo XVIII por los frailes franciscanos sobre restos romanos y visigodos como convento y hospital de pobres, el actual parador de Mérida , uno de los más antiguos de España, recibió el nombre de convento de Jesús Nazareno.

La construcción del convento-hospital comenzó hacia 1724 y gracias a las limosnas del vecindario, siguieron los hermanos realizando obras de ampliación en el edificio hasta mediados de siglo.

Antiguo pórtico del convento Jesús Nazareno (Extremadura Secreta)

Los franciscanos continuaron su labor asistencial hasta la Guerra de la Independencia, cuando tienen que abandonarlo, y aunque volvieron en 1817, y se afanaron en restaurarlo y continuar su labor asistencial (especialmente en la lucha contra la epidemia de cólera de 1833), termina siendo blanco de la desamortización y los frailes lo abandonan definitivamente hacia 1842, cuando el Estado destina el edificio para casa de dementes de la ciudad.

Columna romana reutilizada en la que se conmemora la reconstrucción del convento en 1837 (Extremadura Secreta)

Pero al parecer, no todos los frailes decidieron abandonar para siempre el edificio, y al menos uno de ellos permanece aún hoy entre las paredes del antiguo convento. A este fraile, al parecer, solo pueden verlo aquellas personas que tienen una sensibilidad especial, más afinada que la del resto de los seres humanos. Y, por supuesto, los médium y los sensitivos.

 
En ocasiones veo frailes

 

Hace unos cuantos años una familia compuesta por cinco miembros (los padres, dos hijos y la abuela) estuvieron alojados en el parador durante tres días. A la hora del chek-out, cuando se disponían a abonar su factura, la abuela, con voz cómplice y un poco rogatoria, le comentó al recepcionista:

 

  • La estancia ha sido maravillosa, pero yo no puedo irme sin hacerle una pregunta que me ronda desde que llegamos… ¿El fraile que vive aquí se paga su habitación o lo alojan ustedes de manera gratuita?

 

El rostro de estupefacción del recepcionista (acostumbrado, por otra parte, a las peticiones más extrañas) dejó ver a las claras que allí no había ningún fraile ni se le esperaba.

Ante su sorpresa, la hija de la señora que veía frailes le aclaró al recepcionista que su madre era bastante “sensitiva” y que no era esa la primera vez que contemplaba a extraños personajes que el resto de los humanos no acertábamos a ver.

 

En el nombre del padre

 

Ya hemos hablado de cuales son las habitaciones encantadas del parador, del niño fantasma que llora desde los armarios y aparece en las esquinas, e incluso en las rutas turísticas de Mérida Secreta estas extrañas apariciones del parador ya eran secretos a voces, así que, enterados de los extraños sucesos, el programa de televisión “Cuarto Milenio”, dirigido por Iker Jiménez, se interesó por la actividad paranormal del lugar.  

Durante la grabación del programa de televisión “Cuarto Milenio”. Israel J. Espino, Ana Gonzalez (Gobernanta), Paloma Navarrete, Puri (camarera de piso), Javier Perez Campos y Helen Martin.

En el equipo, encabezado por el tenaz periodista Javier Pérez Campos, se encontraba la famosa sensitiva Paloma Navarrete, quien no tardó en “ver” al fraile, quien le comunicó que su nombre era “Fray Domingo Gabriel”.

Tras aquella comunicación, comenzamos las pesquisas y localizamos a un Fray Domingo muy vinculado al edificio. Tan vinculado, que llegó a ser el presidente de la hermandad, y el creador hacia 1760, junto con el doctor Forner y Segarra de un jardín de antigüedades dentro del convento que con el tiempo sería el germen del futuro Museo Arqueológico.

El Jardín de Antigüedades fue un proyecto de fray Domingo (Extremadura Secreta)

Su nombre completo era realmente Fray Domingo de Nuestra Señora, aunque es cierto que el convento pertenecía a la provincia franciscana de San Gabriel. Navarrete no se había equivocado.

Pero Paloma, que además de ver a los muertos, tiene la extraña facultad de comunicarse con ellos con una facilidad pasmosa, le pregunta al fraile fantasmal porqué sigue en el edificio, a lo que él le contesta que no se va porque tiene mucho que hacer, “tiene que ayudar a sus hermanos”.

Nuevo acierto de Paloma, pues cuando seguimos investigando descubrimos que Fray Domingo murió en 1764, durante una epidemia provocada por la guerra con Portugal, una epidemia que se llevó también por delante a la mayoría de los frailes que se esforzaban en sanar a los enfermos que tenían a su cuidado.

Se crea en los fantasmas o no se crea en ellos, lo cierto es que mientras quede en pie el último capitel y el último árbol del mágico jardín de antigüedades, Fray Domingo formará parte para siempre del convento, perenne, erguido y eterno como sus queridas columnas de mármol.

 

 

 

El bebé parlante de Villafranca de los Barros: Un montaje sobrenatural

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Corría el mes de septiembre de 2016 cuando gracias a una invitación del Centro de Instrucción y Recreo de Villafranca de los Barros acudí para dar una conferencia a esta bella población del sur de Extremadura.

Yo ya conocía los extraños sucesos protagonizados por una niña llamada Antonia Batista que exactamente 345 años antes, en el mes de septiembre de 1671, tuvieron lugar en una casa de la localidad. Pero lo que ignoraba es que me iba a encontrar con el Museo Histórico Etnográfico de Villafranca (MUVI), una antigua casona nobiliaria convertida en un moderno centro de exposición que me iba a deparar numerosas sorpresas.

El Museo de Villafranca, una grata sorpresa casi desconocida (Extremadura Secreta)

La que más me impresionó, sin duda, es que el museo recogía, como parte de historia de la ciudad, dos sucesos sobrenaturales que quedaron reflejados en los archivos de la época: el misterioso toque fantasmal de las campanas de la ermita de la Coronada y el que nos ocupa en esta ocasión: un bebé de apenas cuatro meses que comenzó a hablar en latín anticipando unos hechos que nunca se cumplieron.

Como en las mejores películas, todo salió a la luz gracias a una mudanza. Corría el año de 1999 y los fondos del archivo municipal de Villafranca de los Barros estaban siendo trasladados a un nuevo emplazamiento. La archivera, Pilar Casado, se encontró de improviso con una antigua carpeta cuyo título le llamo poderosamente la atención: “Hechos sobrenaturales”.

 

La niña poseída que no lo fue tanto

 

Todo ocurrió en la tarde del 12 de septiembre de 1671.  Don José de Rivera Padua , el médico de la villa desde hacía dos años se encuentra de visita en casa de su prima María Batista, una viuda portuguesa (como él mismo) que acaba de tener una hija llamada Antonia.

Antonia estaba llamada a ser excepcional, puesto que según afirmó luego la madre,  había llorado por dos veces dentro del vientre materno, lo que en Extremadura se considera señal cierta de que la niña poseería “la gracia”, el don de ver cosas ocultas, sanar enfermedades o adivinar el futuro.

El manuscrito de Villafranca (Extremadura Secreta)

El médico decide que ya es hora de marcharse para dar su paseo diario cuando al coger su capa echa una última mirada a la criatura, que se encuentra reclinada en una mesa de caoba, apoyada en el brazo de su madre, y se queda estupefacto: La niña, violentamente, consigue levantar los brazos y las piernas, y con la cara totalmente enrojecida, levantando la cabeza del brazo de la madre, comienza a hablar en latín con voz alta y clara:

¡Domus, austriaca, conteret, caput, tuum! (“La Casa de Austria aplastará tu cabeza”)

Afirma el medico que la niña comenzó a hablar en tono bajo y acabó en tono alto, “con mucha fuerza y violencia, mostrando en sí grande alegría y sobrenatural gozo”.

La madre espantada, sollozaba diciendo:

–           El buen Jesús, dios nos quiere castigar… ¡Misericordia Señor!

El médico, admirado y asustado, salió a la calle en busca de gente para que lo viesen y fue a casa del vecino, que era alguacil mayor del Santo Oficio de la Inquisición, y que se quedó anonadado por el rostro amoratado de aquella niña que, aunque ya no volvió a pronunciar palabra, continuó gorgoteando algunos sonidos.

Al cabo de unos diez minutos, la niña volvió, poco a poco, a la normalidad, y el suceso quedo para siempre inscrito en los anales de la historia de Villafranca de los Barros, aunque deformado por las lecturas posteriores que le atribuyeron un erróneo cariz demoníaco.

 

El historiador que desmonta la película

 

Ahora, para ahondar más en este extraño suceso y para demostrar que “la otra historia” de un pueblo es también parte de la historia, la Asociación de amigos del museo de Villafranca, con su presidente Francisco Javier Duran a la cabeza, han publicado un pequeño libro que lleva por título “Domus Austriaca conterent capud tuum. Una profecía en Villafranca” en que aúnan una reconstrucción libre de los sucesos (de la pluma de Juan José Sánchez González con ilustraciones de Sara García Arenas, la autora del dibujo que ilustra este artículo), y lo que  aporta un valor sobreañadido al libro: una interpretación histórica de este singular caso sobrenatural.

Quien se ha encargado de elaborar este apartado es el historiador local Juan Garrido García, quien ya lo había hecho antes en su estudio El manuscrito de Villafranca. una revisión histórica, donde  desmonta los supuestos sucesos sobrenaturales ocurridos en la villa.

Juan Garrido, el historiador que desmontó el caso Villanueva

Garrido está convencido de que el suceso fue una invención pertrechada por la madre de la niña y por su primo el médico, ya que, al margen de ellos, ninguno de los testigos que llegaron después reconoció haber escuchado ninguna palabra proveniente del bebé.

Además, para Garrido, el calificativo de la “niña poseída” ha sido una mala interpretación de los investigadores que se acercaron al caso en un primer momento, puesto que en ningún caso se afirma en ninguno de los documentos que la niña estuviese poseída, y ni siquiera se insinúa, ya que el propio párroco que acude como testigo declara que la niña tiene “rasgos angelicales”. 

Y es que a  la niña, realmente, se la quería hacer pasar por una niña profeta. La diferencia es tan grande como la que va de lo demoníaco a lo divino.

 

Los motivos del engaño

 

¿Pero qué razón tenían los primos para pergeñar tamaña falsedad? Motivos hay varios: por una parte, está el contexto histórico: la Guerra de Portugal supuso un periodo de grandes penurias para Extremadura, por lo que el origen luso, tanto del médico protagonista como de su prima, María Batista, pudo despertar ciertos recelos entre la población de la villa.

Además, ambos protagonistas (la madre de la niña y su primo el médico) tenían orígenes judeoconversos que había que ocultar o al menos disimular.  Por un lado, María Batista estaba emparentada por vía matrimonial con una familia de orígenes judíos plenamente reconocidos en el reino vecino, tan reconocidos, de hecho,  que algunos de sus miembros sufrieron procesos inquisitoriales. Por otro lado, el propio José de Rivera pertenecía a una familia judeoconversa emparentada  con  otra  de  similares  orígenes,  los  Peñaranda  de  Barcarrota, aquellos que emparedaron en los muros de su vivienda  libros prohibidos y talismanes varios.

Pero además de los antecedentes de los protagonistas, el motivo que lleva a Garrido a pensar que todo este caso es una invención   es  la  cita  que  la  pequeña  Antonia  supuestamente  había pronunciado, una cita que en realidad corresponde a parte de un versículo del Génesis que fue intencionadamente manipulado, sustituyendo la profecía sobre la Virgen por la de la dinastía de Austria.

Así, el historiador establece dos ideas principales como motivo de la “invención” de este supuesto episodio sobrenatural: En primer lugar, el médico habría creado este episodio para establecer una falsa condición de la familia como cristianos viejos a través de la utilización del versículo de la Inmaculada.

 En segundo lugar, dado sus orígenes portugueses, desean remarcar su condición de súbditos de la Monarquía Hispánica, por lo que los Austrias son situados como los predestinados por Dios para reinar y defender la fe frente a sus enemigos.

 

Los santos niños locuaces

 

Y es que la pequeña María Antonia no fue la primera niña que hablaba lo que no le tocaba ni que desgranaba palabras divinas por su boca.

Quirico, o Quirce, es un enigmático santito que es objeto de veneración, todos los 16 de junio, en Villanueva de la Sierra. Sufrió martirio junto a su madre a manos del prefecto Alejandro hacia el año 230. Quirico, de solo 3 años, murió estrellado contra el suelo , al lanzarlo el mismo prefecto cuando con una milagrosa labia voceaba sus creencias cristianas.

La niña mártir santa Eulalia, la Bien Hablada (Jimber para Extremadura Secreta)

 

Algo parecido le sucedió a santa Eulalia, la niña mártir emeritense que con solo doce años les cantó las cuarenta a la autoridad romana que quería hacerla abjurar del cristianismo y que volviese a rendir culto a los antiguos dioses paganos. De hecho, Santa Eulalia significa “la elocuente, la bien hablada”.

A todas estas criaturas sus palabras le costaron la muerte, aunque a María Antonia, seguramente, le salvaguardaron la vida.

 

Antruejos en Las Hurdes: el poder de lo ancestral

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Cambiar para que nada cambie. Ya lo decía Lampedusa en el Gatopardo y bien lo saben los antropólogos, porque hay ritos que se nos mueren entre las manos y otros que se salvan a fuerza de amoldarse o reconstruirse con la ayuda de la memoria de los pueblos, la memoria  de los ancianos que de verdad  se mueren arropados por el sol de invierno, sentados en la puerta de  sus casas de pizarra.

Las máscaras y los vestidos de los antruejos hurdanos son peculiares y únicos (Extremadura Secreta)

 

El antruejo, el carnaval hurdano, no es el carnaval ancestral de las Hurdes. No podría serlo. Las fiestas, los rituales, cambian para pervivir, y en este caso también los han hecho los antruejos hurdanos, una de esas tradiciones reinventadas con retazos rescatados gracias al tesón de una corrobla, la de Estampas Hurdanas, capitaneada con un empuje admirable por el historiador y etnógrafo Félix Barroso.

Recuperados, reinventados o reinterpretados, de lo que no hay duda es que todos los personajes que se pasean por estos antruejos han sido rescatados de las oscuras aguas  del olvido gracias al esfuerzo de unos pocos, que no solo han conseguido situarlos en el mapa de máscaras y rituales ibéricos, sino que han logrado para ellos el título de Fiesta de Interés Turístico Regional.

De pidiol a rey de los antruejos (Extremadura Secreta)

 

No es para menos. La riqueza antropológica, folclórica y mágica de esta comarca se aglutina cada año, desde 1991, en el Sábado Gordo de Antruejo, en una alquería distinta de Las Hurdes. Ya andan los hurdanos preparando sus pieles y sus máscaras, sus cencerros y sus entiznes, sus gaitas y tamboriles, sus castañuelas y sus panderos, sus horcas de palo y sus viejas guadañas para entregarse al desenfreno ritual de todo un mundo mitológico que corría el riesgo de desaparecer, todo un mundo, en palabras de Barroso, “de vestimentas y utillajes que nos sumergen entre la nebulosidad de tiempos ancestrales y que manifiestan el virtuoso etnocentrismo de un pueblo que ha sabido conservar el legado de sus antepasados”. 

Domitila la jurdana (Extremadura Secreta)

 

Pues eso. Acercarse a los antruejos hurdanos es vivir un carnaval diferente. Es  impagable mezclarse con el Arruverdi  mientras intenta  expulsar los males del invierno, llevar el burro del  Rey del Entruejo, que empieza siendo un pobre pidiol y termina reinando en los carnavales, recibir las bendiciones de sabio  Zajuril ,  descifrar qué se esconde tras la Jilandera, contemplar los rituales de fecundidad de loh Araórih del Rozu o de La Cricona, conocer al legendario Pericu el de Lah Júrdih Málah , huir del  Toru Bardinu  y de los Diabrílluh  y sus horcas,  del Cenizu y  del Entignaol, dejarte “fertilizar”  por El Tíu de la Paja, entrever el pasado mítico de la adivina Regorba, conocer de sus propios labios la historia de Manuel Presu y  Domitila la Jurdana, reconocer el significado cosmogónico de la Vaca Dulia y disfrutar , como no, con el  Morcillu o Don Pericu, un gigantesco pelele mitad macho cabrío y mitad hombre excelentemente dotado, figura emblemática del Carnaval Jurdanu.

El Güé de luh Araórih del Rozu (Extremadura Secreta)

 

Este año en Pinofranqueado, cabeza de concejo, han decidido las autoridades celebrar un carnaval “moderno” el 22 de febrero, el mismo Sábado Gordo (mira que hay días) en el que la corrobla “Estampas Hurdanas” se vuelca en realizar el carnaval tradicional unos kilómetros más allá, en la pequeña alquería de Pedro Muñoz.

La vaca Cachana o vaca Dulia (Extremadura Secreta)

 

 El carnaval  moderno puede convivir con los antruejos rescatados porque cada uno tiene su público, aunque para mí  es como comparar la sortija de oro de tu bisabuela con un anillo de hojalata del Ali -Express.

La sortija (si se tiene la precaución de cuidarla, protegerla y no perderla), pasará de mano en mano y de descendiente en descendiente, aunque haya que modificarla levemente en cada generación para sustituir un brillante o una perla que se ha caído.

Los antruejos son el tesoro folk que se guarda en el estuche de los valles hurdanos, custodiada por legendarios personajes de mitos olvidados.  Es cierto que una joya, sola en el estuche, destaca mucho más, pero también es cierto que al lado de la bisutería , sigue brillando.

Nos vemos en Las Hurdes. 

 

Brujas y cerdas

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Más de una vez las mujeres hemos tenido que escuchar estos insultos, y pocas veces con razón. Sin embargo, y en honor a la verdad, ha habido en Extremadura mujeres que gozaban de las dos características al mismo tiempo. Al menos en el folclore.

Ya hemos hablado en otras ocasiones de brujas. De Brujas invisibles y de brujas transformistas que metamorfoseaban sus cuerpos para convertirlos en liebres, ratas, lechuzas y hasta burros, por lo que no puede extrañarnos (y menos por estas tierras) conocer a aquellas que se convertían en lechonas para reírse de sus vecinos.

Y es que son numerosas las brujas que se convierten en guarrapas. En Valdehuncar, pueblo asociado a las brujas, y ya en pleno siglo XX , era conocida en el pueblo una mujer de la que se afirmaba  que se convertía en cerda.

Y en  Madroñera, otro pueblo muy activo en al ámbito brujeril, habitaba por las mismas fechas una bruja  que según recoge Montero Curiel  se transformaba en cochina y que desaparecía ante los ojos atónitos de los pobres lugareños:  «A un hombre se le apareció un guarro en el camino y cuando le iba a pegal un palo, pegó en el suelo, porque el guarro había desaparecío de pronto» 

Hechizos de bruja

La relación de los cerdos y las brujas viene de antiguo. Ya la hechicera Circe, en tiempos homéricos, transformo a los compañeros de Ulises en cerdos cuando desembarcaron en su isla. Invitó a los marinos a un banquete, hechizó la comida con una de sus pociones y luego, cuando se hubieron atiborrado, empleó su cayado mágico para transformarlos en gorrinos.

                         Circe ofreciendo la copa a Odiseo (John William Waterhouse)

Y teniendo en cuenta que el cerdo es el animal totémico por excelencia en Extremadura, no es extraño que una de las principales maldades de la bruja sea hechizarlos. O al menos, intentarlo.

Para evitarlo, en Las Hurdes a los cerdos, cuando se compran y se introducen por vez primera en el corral, se les realizan una serie de rituales destinados a protegerlos de las brujas.

 En primer lugar, se les dibuja una cruz cortándole con unas tijeras un puñado de cerdas en la cabeza o en el lomo. En segundo lugar, se coloca, al lado mismo del lugar donde comen, un cuenco de madera con aceite, vinagre y ajo machacado, en la creencia de que estos rituales alejan a las brujas y les impiden desgraciar a los animales.

                      Del cerdo, hasta los andares (Extremadura Secreta)

Había que protegerlos, porque los cerdos han sido (y son) el animal más aprovechado de estos lares. “Del cerdo, hasta los andares”, se afirman por tierras extremeñas, así que no debería extrañarnos que una vez muerto el cerdo no cesaran los ritos protectores contra las brujas.

Y es que cuando se realizaba la matanza, en comarcas como Las Hurdes, había que hacer sonar cencerros, entrechocar las latas y estrepitar zambombas, y bailar bajo los jamones y la carne recién embuchada, porque el ruido, de todos era sabido, espantaba a las brujas para que no vinieran “a maliciar la chacina”. Todavía hoy, a la Chicharrona, Señora de las Matanzas, se la recibe con cantos y música cuando baja de la sierra.

                                     Cencerros, castañuelas y campanillos acompañan a la Chicharrona, Señora de las Matanzas (Extremadura Secreta)

Y entre baile y baile, y cante y cante, las “envidiosah” (que es otro nombre que reciben las hechiceras por esas tierras) se alejaban rezongando por los valles hurdanos en busca de otro cochino al que poder embrujar o de otro lugareño al que poder engañar.

 Y la envidia cochina por los que se quedaban bailando iban empozoñando un poquito más su negro corazón de bruja.

Señales del fin del mundo

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Aunque haya agoreros que vaticinen el fin del mundo, en Extremadura sabemos de buena tinta que las señales infalibles todavía no han llegado. 

De hecho, hay tres lugares en estas tierras donde los vecinos, desde sus balcones, pueden comprobar que de esta nos libramos.

El primero es Logrosán, un pueblecito de las Villuercas conocido por ser patria chica del insigne Roso de Luna y por ser lugar de encuentro  de conventículos brujeriles en el siglo pasado.  Desde las alturas de la iglesia de San Mateo una gárgola observa divertida como el pueblo, desde hace días, amanece desierto. La escultura pétrea, monstruosa como todas las gárgolas, tiene apariencia simiesca y un objeto entre las manos que se acerca a la boca.

La gárgola del mono y el torrezno, en la iglesia de San Mateo , en Logrosán (Extremadura Secreta)

En el pueblo las voces antiguas afirman que es un mono que come un torrezno, y que cuando el animal se zampe el tocino frito se acabara el mundo. La realidad es que la gárgola es muy posible que represente el pecado de la gula, y por eso la tradición habla precisamente de un torrezno y no de otro alimento, porque en la Edad Media el alimento más deseado era el tocino. Y si era frito, ni te cuento.

Otra de las señales del fin del mundo que no se han cumplido (por ahora) se encontraba en Mérida. Ya hablamos de ella en otra ocasión, cuando contábamos en estas mismas páginas la historia extremeña de la mesa del rey Salomón, que los árabes encontraron en la iglesia de Santa María de Jerusalén. Luego se la llevaron a la mezquita de Damasco, y la mesa se perdió en algún momento de la historia. Afortunadamente, porque la tradición afirma que cuando vuelva a aparecer, será por el fin del mundo está cerca.

Concatedral de Santa María, en Mérida, sucesora de la iglesia de Santa María de Jerusalén (Extremadura Secreta)

Algo parecido ocurre con el último objeto “findelmundista”, que se encuentra en la campiña sur extremeña, concretamente en la bella Llerena, sede de la inquisición extremeña. Allí, muy cerca de la plaza mayor, se encuentra el convento de Santa Clara, en cuya fachada se puede contemplar, entre la espadaña y la ventana superior, un extraño agujero que visto desde abajo es cierto que parece un almirez encastrado.

Convento de Santa Clara, en LLerena. A la derecha , sobre la ventana, el almirez del fin del mundo (Extremadura Secreta)

Cuentan los ancianos que el diablo enterró la mano del mortero en el huerto del convento. Y en el pueblo se afirma que cuando aparezca accidentalmente el mazo será el anuncio del juicio final.

Así que por ahora, y mientras el goloso mono de Logrosán no se acabe su merienda, mientras no aparezca  la mano del mortero del diablo  ni la mesa del rey legendario,  podemos dormir tranquilos.

Porque como decía el famoso anillo del mítico Salomón: “Esto, también pasará”.

 

 

 


El día en que los muertos se levantaron de sus tumbas

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Ver hoy en el periódico al arzobispo de la diócesis Mérida-Badajoz oficiando una misa ante la catedral pacense vacía  me ha traído a la mente una imagen que se grabó hace años en  mi cabeza. La imagen de la catedral vacía de fieles, pero llena de muertos, escuchando una misa terrible a la que los vivos no quisieron o no pudieron acudir.

El arzobispo de Mérida-Badajoz oficiando misa en la desierta catedral de Badajoz (C.M. para Hoy)

 

Cuentan que ocurrió allá por el siglo XIV, cuando dos poderosas familias rivales se venían disputando la hegemonía de la ciudad de Badajoz: los “Portugueses”, estirpe lusitana, y los “Bejaranos”, que representaban a la más rancia alcurnia extremeña.

 En aquella noche de San Juan, la aristocracia celebraba su fiesta en la plaza de la Catedral, cuando aprovechando un tumulto, Los Portugueses secuestran a la bella doña Leonor de Bejarano. La venganza sería terrible, y el enfrentamiento encarnizado entre las dos familias hizo correr a sangre en las calles de la ciudad.

 A la mañana siguiente, Badajoz debía conmemorar solemnemente la victoria de Alfonso VII sobre las tropas árabes. Durante dos siglos años llevaban celebrando este acontecimiento sin dejar nunca de hacerlo, pero en esta ocasión todo era distinto.  

Ya sea porque continuaban en la batalla de las dos familias o por miedo a salir a la calle entre tanta violencia, lo cierto es que nadie de la ciudad se presentó en el templo. Pero el sacerdote oficiante estaba dispuesto a seguir con los actos.

En la soledad de la iglesia, con las puertas cerradas, y asistido por un sacristán, comienza la misa mirando hacia el altar. Un ruido parecido a un arrastrar de piedras pesadas y un crujir de huesos retumba en la iglesia.

Cuando el sacerdote se vuelve hacia los bancos vacíos se queda petrificado de horror. Porque los bancos están llenos. Llenos de muertos con las cuencas vacías, muertos que arrastran trajes de épocas pasadas, vestidos harapientos que una vez fueron lujosos, sedas rotas, ajados terciopelos, rostros demacrados, perfiles óseos y cuerpos polvorientos, todos y cada uno los ilustres moradores de las tumbas y sepulcros que se repartían por la catedral, levantados de la muerte para celebrar el aniversario que sus descendientes vivos habían pasado por alto.

 Con el pánico reflejado en sus ojos, el sacerdote y su asistente continúan con la ceremonia hasta el final, con la voz temblorosa y el alma aterrorizada. Cuando pronuncia las palabras finales de la misa la muchedumbre de esqueletos y difuntos , con el deber cumplido, regresa de nuevo al frío de las tumbas.

J. Espino narrando la leyenda de la misa de muertos en la puerta de la catedral, en la ruta de “Badajoz legendario” (Extremadura Secreta)

 

El sacerdote, ayudado por su acólito, consigue llegar a la salida, pero cuando alcanza la puerta del templo su corazón se rinde, y se desploma en tierra con la misión cumplida.

En la plaza, los pacenses detienen su lucha para contemplar el cuerpo muerto del sacerdote y el rostro desencajado del sacristán, quien conservó el resto de su vida el temblor en sus manos y los ojos repletos de fantasmas.

El enigma de los descabezados extremeños

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Desde tiempos ancestrales hasta épocas recientes se han podido observar por Extremadura extraños personajes sin cabeza que se han paseado por nuestros campos, nuestros caminos y nuestras cuevas ajenos a la realidad que los circundaba. Seres acéfalos que emergen de cuevas prehistóricas, descabezados como el espanto de Rubiaco,  jinetes sin cabeza como el de  Horcajo o celestiales mendigos decapitados como el  de Logrosán.

 

Acéfalos en la prehistoria

 

En las sierras de la comarca de La Siberia, escondidos en cuevas apenas accesibles encontramos los vestigios de los primeros descabezados de Extremadura. En un abrigo, el de Puerto Alonso y en el interior de una cueva del Cerro Estanislao se contemplan, entre otras figuras, cuerpos acéfalos.

Algunos de ellos ya fueron catalogados en el valle del Aliso por el abate francés Breuil, pero es un futuro historiador extremeño, Juan José Benítez, quien ha descubierto una verdadera colección de “descabezados” pateando las sierras y los riscos cercanos a Cabeza del Buey, su pueblo natal.

Acéfalos del abrigo del capellán (Capilla) (Juan José Benítez Ruiz Moyano y Casimiro Sánchez Iglesias)

 

Aunque no podemos saber con exactitud quienes son ni cuál es su significado antropológico, pero sí sabemos que están ahí desde el inicio de los tiempos. El profesor alemán Herbert Kühn consideraba que las figuras acéfalas que aparecían en el arte rupestre eran el reflejo de creencias en seres sobrenaturales y los descabezados serían representaciones figuradas de espíritus o seres míticos, benéficos o maléficos, de las montañas y de los bosques.

Sin embargo, y tal como recoge el antropólogo Juan Francisco Jordán estos seres acéfalos, o con cualquier otra deformación física llamativa. “podrían caer dentro de la categoría de los espíritus malditos. espectrales o fantasmales, es decir, de aquellos seres humanos que perecieron de forma violenta, por accidente u homicidio y que están condenados a vagar en los paisajes y comunidades que los albergaron, ocasionando males a sus antiguos parientes y conocidos, pues no pueden momentáneamente acceder al Paraíso”.

 

El ángel de Logrosán

 

Sea como sea, los descabezados continuaron exhibiendo su falta de cabeza por estas tierras a lo largo de los siglos. Cuenta el insigne teósofo Roso de Luna cómo su familia, pobre y desvalida, llegó por primera vez a Logrosán, el pueblo de las Villuercas donde nacería el Mago Rojo, en una tempestuosa noche del mes de marzo. El vehículo que la conducía se detuvo  cerca de la célebre Mina de fosforita y frente a la ermita llamada del “Cristo de las Angustias”.

Mina Costanaza (Logrosán), en cuyas cercanías tuvo lugar el encuentro de Roso de Luna con el mendigo decapitado (Extremadura Secreta)

 

Y es precisamente por ese lugar por donde su padre, ya asentado en Logrosán, solía llevarle de paseo . En uno de esos paseos, a finales del siglo XIX, un joven Roso de Luna creyó estar alucinando a causa de una enfermedad que lo aquejaba cuando vio, tendido en la cuneta de la carretera, a un singular mendigo sin cabeza.

Lo curioso es que poco después, en circunstancias similares, paseando nuevamente con su padre, vieron ambos que avanzaba por la carretera en dirección a ellos, “y con paso tan gallardo que parecía no tocar el suelo, un joven hermosísimo, rubio y de excelentes colores. Cubrían su cuerpo unos andrajos singulares, parecidos a los de la alucinación anterior, pero en manera alguna repugnantes”.

El mendigo paso junto a ellos din decir palabra, cautivándolos con su hermosura. A ninguno de ellos dos se le ocurrió volver la vista atrás para seguirle, pero se miraron fijamente, rompiendo simultáneamente a llorar, embriagados por la emoción que les trasmitió el misterioso personaje tan parecido, según ellos, a un ángel. Lo cierto es que a los siete días se curó de su enfermedad.

 

El descabezado de Rubiaco

 

Espíritus, ángeles o demonios, los descabezados no han abandonado nunca Extremadura. Y mucho menos una comarca tan dada a lo sobrenaturales como Las Hurdes.

Los periodistas Lorenzo Fernández e Iker Jiménez mencionan en sus libros a una extraña aparición de la que fue testigo Julián Sendín cuando regresaba de Salamanca, de realizar estraperlo, allá por el mes de agosto de 1947.

Julián Sendín y sus acompañantes Marcelo Martín y Fausto Domínguez regresaban atravesando los montes de Serradilla del Arroyo, en la provincia de Salamanca, con unos sacos de harina dispuestos a llegar hasta el pueblo hurdano de Nuñomoral. Se encontraban ya  apenas a dos kilómetros de la alquería de Rubiaco , en el  paraje de  Arrolagüetre, cuando estupefactos, comenzaron a escuchar “una algazara como si hubiera treinta o cuarenta tíos palmeando y cantando por detrás”.  “como una cantidad de ruidos muy chirriantes, como muchos instrumentos tocando a la vez, como si bailaran, tocaran castañuelas, palmearan. Hielan la sangre.”

La luna iluminaba perfectamente los campos, y cuando se acercaron lo suficiente, los tres hurdanos observaron estupefactos como a la cabeza de esta extraña comitiva se hallaba un un hombre de mas de dos metros de altura vestido de blanco, con una cinta negra al cuello, y sin cabeza, que movía los brazos como un militar.

El descabezado pasó a pocos metros de los testigos sin prestarles atención y se alejó de ellos andando a grandes zancadas.  Cuando dejaron de verla y de escuchar el sonido que hacía cogieron los sacos con los que venían cargados y regresaron raudos a sus hogares situados en  Vegas de Coria.  No volvieron a salir de noche desde entonces, y  menos, por aquellos parajes. Por miedo al espanto. El espanto de Rubiaco.

La alquería de Rubiaco, en cuyos alrededores apareció el extraño cortejo presidido por el decapitado (Extremadura Secreta)

 

Los tres hurdanos que se enfrentaron a esta extraña experiencia lo desconocían, pero lo que acababan de presenciar tenía numerosos elementos de un fenómeno bien conocido en la Europa de la Edad Media: la Mesnada Hellequin, uno de los múltiples aspectos del mito indoeuropeo de la Caza Salvaje.

En la noche del 31 de diciembre al 1 de enero de 1092 (la noche de la víspera de Año Nuevo), el párroco de un pueblecito francés llamado Bonneval volvía de noche  de visitar a un enfermo cuando,  de repente, escucha un estruendo aterrador y se oculta tras unos árboles, desde los que observa  a un hombre, de imponente estatura y  a todo un “ejército salvaje” marchando tras él.

En la tradición medieval se habla de las huestes o el cortejo de Hellequin, descrito como un desfile carnavalesco de almas hacia el Más Allá. Unas almas que cantan con voces chirriantes, y tocan instrumentos desafinados, y se ven envueltas en un “charivari” estruendoso y terrorífico.

En el caso hurdano, como en otros muchos lugares de Europa, este “ejército salvaje” o cortejo sobrenatural , solo se escucha, aunque no se ve. El estruendo infernal que acompaña la aparición indica su carácter demoníaco y loco. La presencia del gigante representa, para muchos estudiosos del tema,  una deidad del Otro Mundo.

 

El jinete sin cabeza

 

El detalle de que el personaje de Rubiaco carezca de cabeza es un rasgo habitual en este tipo de apariciones relacionadas con la Caza Salvaje, entre las que se encuentran los fantasmales jinetes sin cabeza alemanes, antecedentes del más famoso de ellos, el literario soldado decapitado que surcaba los campos de la aldea norteamericana de “Sleepy Hollow”.

Y sin embargo, no tenemos que cruzar océanos para encontrar jinetes sin cabeza, basta con quedarse en las Hurdes, y concretamente en la alquería de Horcajo en la que, ya entrando en el siglo XXI, cuando los jóvenes iban de fiesta a los pueblos cercanos, las personas mayores del pueblo les amedrentaban asegurándoles que en la noche cabalgaba un caballo con un jinete sin cabeza, que llevaba una antorcha en la mano y una espada en la otra. Les decían que si veían una antorcha en la noche corriesen con todas sus fuerzas, porque eso quería decir que el jinete iba a por ellos.

Como para no correr.

Como para perder la cabeza.

 

 

Las leyendas de Ahigal: de encantamientos, tesoros, duendes, brujas y ánimas

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Acaba de salir del horno un tesoro. El tesoro del conocimiento de muchas generaciones ahigaleñas, la huella genética de un pueblo, la sabiduría ancestral de nuestros abuelos.

Jose Maria Dominguez Moreno, autor de “Leyendas de Ahigal” (Extremadura Secreta)

Y es que esta semana ha visto la luz el último libro de Jose María Domínguez Moreno, investigador, historiador , antropólogo, folclorista  y futura medalla de Extremadura si de mi dependiera. Y es que  cada una de los dos centenares de  leyendas que ha recuperado para este libro lleva inscrita en sus palabras el ADN de sus orígenes. Los dioses celtas, los héroes germánicos, los monstruos grecoromanos y las vírgenes, santos y demonios del cristianismo pasean por estas páginas demostrando que solo bebiendo de tantas fuentes, culturas y creencias puede ser tan rica el alma extremeña.

Domínguez Moreno, de negro, actuando como “animeru” en la Carvochá de Mesegal de 2017 (Extremadura Secreta)

Tiene José María cuatro medallas incontestables: el amor a su pueblo, la curiosidad de preguntar a los mayores, la paciencia de escucharlos durante años, y la maravillosa pluma con la que da cuerpo y vida a las leyendas que pueblan estas páginas.

Y con la recuperación de estas tradiciones no solo rescata y da nueva vida al patrimonio inmaterial de su pueblo, Ahigal, sino que su rescate se extiende a toda Extremadura para deleite de todos aquellos que nos dedicamos a bucear en las creencias del pueblo y para los que José María Domínguez no es solo un referente, sino un maestro.

Y es que Jose María, nadie puede dudarlo, ha puesto a  Ahigal en el mapa. No solo en el mapa de Extremadura, sino en el de España. Y no solo (que también) en el ámbito académico  de las publicaciones antropológicas  e históricas con las que tanto disfrutamos los eternos estudiosos de la tradición oral, sino también en el ámbito popular, que es al fin y al cabo el receptor primero de estas leyendas.

La calle de las calaveras de Ahigal también tiene su leyenda (Extremadura secreta)

El escornau de Ahigal ha pasado ya, gracias a Domínguez, a formar parte del bestiario español. Forma parte de libros y enciclopedias, de programas de radio y de televisión, y es conocido en toda nuestra geografía, al igual que las brujas que sobrevuelan los viernes los tejados ahigaleñoslos tesoros que tachonan de oro el mapa legendario de un pueblo que gracias a la pluma de Jose María ha pasado a ser parte del patrimonio intangible no solo de Extremadura, sino de España.

Como lectora, he disfrutado como una niña de estas narraciones, muchas veces con la boca abierta. Como periodista no he podido dejar de admirar el estilo conciso y a la vez tan rico en matices que destilan estas narraciones que tiene entre sus manos, y como antropóloga me he sorprendido abriendo los ojos como platos cuando he logrado entrever, en alguna de las leyendas, los posos de antiguos relatos de otros lares lejanos y de otras épocas oscuras que, por arte y magia de la narración oral, arribaron a Ahigal en alas de la palabra.

 Israel J. Espino  y Jose María Dominguez, caracterizado como La Vaca Dulia, en los antruejos hurdanos de 2019 (Extremadura Secreta)

Solo me queda, como extremeña, agradecer a Jose María y a las instituciones que han sabido ver el valor de lo inmaterial  (ayuntamiento de Ahigal y diputación de Cáceres) la publicación de este libro, porque solo con la recuperación y difusión del patrimonio inmaterial podemos deducir de dónde venimos y empezar a vislumbrar hacia dónde vamos.

Decía el antropólogo George Dumézil que un pueblo que no tiene leyendas está condenado a morir de frío.  José María lleva años recogiendo leña, y en este libro hay tanta como para que las ascuas sigan vivas otros mil años.

Nuestros corazones y los de nuestros hijos, calentados por el fuego de tradición, se lo agradecerán eternamente.

 

 

 

Del noble arte de rescatar leyendas

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Rescatar leyendas está de moda. En Extremadura se han rescatado muchas  este año,   como las leyendas de Ahigal, de nuestro querido antropólogo Jose María  Domínguez Moreno, y se han reelaborado otras para consumo de masas, como las escritas por Alejandro del Pino y Virginia Domínguez en su obra “Vuelta a las Raíces“, en la que  podemos encontrar un buen compendio de relatos cortos protagonizados por personajes de la literatura extremeña de origen tradicional, la mayoría  dulcificados y despojados de su fuerza a cambio de poder llegar a un público que habitualmente no  se interesa por ellos.

 

No  soy partidaria de tocar leyendas ni seres míticos, porque  tanto en lo legendario como en lo mitológico todo tiene un porqué, una razón de ser que aunque no sea obvia para todos es parte necesaria e intrínseca de la simbología del relato. Pero también reconozco que a veces hay que sacrificar una parte para que el todo perviva, y en ocasiones la amputación es necesaria para salvar al paciente.

Los autores han decidido en este pequeño librito no plasmar  la leyenda original, porque muchas veces es demasiado tétrica, sangrienta o sexual para todas las edades, aunque siempre remiten  a la leyenda original y  consiguen sembrar  la semilla de la tradición extremeña en sus lectores. Bienvenidas esas semillas,  que llevan en su interior los nombre  del Escornau de Ahigal, el duende Jampón, la serrana de la Vera, la Dama Blanca del Guadiana,  la Tarasca de Badajoz, la Mansaborá de Cáceres, el Entignau o el Machu Lanú .

Sin embargo,  el libro no solo relata leyendas, también cuentos tradicionales e incluso romances como el de la “Loba Parda” que harán las delicias de los más pequeños y los más mayores,  y cuenta con la portada, contraportada, mapa y detalles ilustrados por la artista Aurora Redondo, también extremeña.

Regalar leyendas está de moda. Y lo sé  porque aún se siguen reeditando los 50 lugares mágicos de Extremadura y aún se sigue vendiendo Extremadura Secreta. Brujas, Sabias y Hechiceras, como regalo de navidad.

Y para Reyes, se regalan bonos para realizar rutas de leyendas , y se crean espectáculos maravillosos sobre la Serrana de la Vera, como el que estrenará este mes la Compañía Al-Badulake y que ha conseguido plasmar toda la esencia de este personaje mitológico que muchos consideran real.

“Serrana”, de la compañía “Al-Badulake” (fotografía de Jorge Armestar)

La fotografía, por cierto, es del premiado fotógrafo Jorge Armestar, quien este mismo mes presenta en Montijo  su magnífica exposicion “Los 20 de enero”, que plasma su  visión brutal y poética sobre el personaje de Jarramplas, otro ser legendario que puebla, como la Serrana, las nevadas calles de Piornal.

Jarramplas, de la exposición “Los 20 de enero”  (Jorge Armestar)

 

Pero que las leyendas están de moda no se palpa sólo en Extremadura. Acaba de ver la luz  el libro de Ciudad Real de Leyenda, de José Talavera,  escritor que se encuentra ahora consagrado en cuerpo y alma a recopilar y difundir las leyendas de la Mancha, provincia por provincia, para la editorial  Almuzara.

Almuzara ha sabido ver el potencial de las leyendas , y ha decidido recuperalas por toda España. Ya lo hizo hace tiempo en Extremadura y lo hace ahora con otras regiones. Y como las leyendas no conocen fronteras, no era raro que encontrase, en este último libro dedicado a  Ciudad Real,  una leyenda manchega compartida con Extremadura, y que tiene mucho que ver concretamente con el castillo de Capilla.

Se trata de una leyenda estupenda que pordría ser perfectamente el guión de una película, porque tiene personajes históricos, cuevas ocultas, mapas secretos y tesoros templarios. Una leyenda que cambiaría el rumbo de la historia si fuera cierta, y que si non e vero, e ben trovato.

Y ya se sabe que en esto de la leyenda, lo importante es contarlo.

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